martes, 24 de enero de 2017

Historia de Vel´Koz, el ojo del vacío.

Me adentro en una luminosidad repentina. Pestañeo. Pestañeo, pestañeo, pestañeo. Mis ojos se adaptan a la claridad y oteo el horizonte que se extiende ante mí.

Oigo que algo corretea. Bajo la vista y me encuentro a una pequeña criatura de color blanco alzada sobre sus patas traseras, olisqueando mi cuerpo. Me provoca curiosidad.

¿Tú para qué vales?

Analizo a la criatura. Un destello de luz magenta y se convierte en un montoncillo de polvo.

Mamífero... Nocturno... Audición impecable. Increíblemente débil. Y pese a ello se reproducen a un ritmo prodigioso.

''Mm,'' musito para mí. Espero encontrar criaturas más complejas, de las que me fascinan.

Consumir y aprender, ese es mi cometido. Mis compañeros de viaje son primitivos: matar y comer, matar y comer. Tengo que reunir toda la información disponible; extraer todos los recursos de valor.

Finalmente, llegamos a una ciudad en ruinas, en la que tan solo queda intacta una torre. Parece que está protegida... Eso, o es que la han dejado en pie a propósito. Deconstruyo la composición de los restos. Mi análisis indica que este lugar albergó una magia de gran poder; no me sorprende que hayan querido destruirla. Pero hay algo intrigante en esa torre. Mientras el resto saquea lo que puede, yo me adentro en la ciudadela.

Me encuentro instrumentos crípticos esparcidos por doquier. Examino uno. Otro destello de luz magenta da lugar a un nuevo montoncillo de polvo.

Fascinante: una herramienta capaz de alterar su concepción del tiempo.

Extraño.

Sin precedentes.

Dado el estado en el que se halla la torre, deduzco que el propietario se ha ido hace poco tiempo. Los artefactos abandonados han existido en más épocas y lugares. Algunos son más complejos que otros, pero todos ellos son lo más impresionante que he visto en este plano. Resulta evidente que su propietario conoce cosas con las que nunca me he topado a lo largo de mis viajes.

Y ansío saberlas.

Al salir de la torre, me encuentro a los demás reunidos en la entrada, preparándose para destruirla, al igual que hicieron con todo lo que nos hemos encontrado anteriormente. Serán tan solo un escollo para conseguir mi objetivo. Hay ciertas cosas que el Vacío no debería consumir indiscriminadamente.

Sin previo aviso, lanzo un tentáculo de punta blanca abrasadora. Un relámpago arquea a la primera criatura y la lanza hacia atrás. Extiendo mis tres extremidades y los gritos se extinguen, dejando solamente el sonido que produce la energía al crepitar entre ellos, chamuscando el aire en los puntos en los que se entrelaza. Los otros dos huyen; saben lo que les espera.

¿Por qué tienen siempre que correr?

Abro completamente el ojo y arrojo un rayo de energía tras ellos, que los reduce instantáneamente a cenizas. ''Mmm. El punto de fusión de los seres del Vacío varía de unos a otros'', observo.

Pero el resultado es el mismo. El hambre crece en mi interior. Estoy famélico. Más hambriento que nunca.

He podido entrever el conocimiento absoluto.

Y será mío.

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