Sona no conserva ningún recuerdo de sus verdaderos padres. Recién
nacida, la encontraron abandonada a las puertas de un hogar de adopción
jonio, acurrucada sobre un antiguo instrumento dentro de un exquisito
estuche de origen desconocido. Su comportamiento era extrañamente
sosegado, siempre tranquila y contenta. Sus cuidadores estaban seguros
de que no tardaría en encontrar un hogar, pero pronto se dieron cuenta
de que lo que ellos habían considerado un genio poco común era en
realidad una incapacidad para hablar o producir cualquier tipo de
sonido. Sona permaneció en el hogar de adopción hasta su adolescencia,
viendo en silencio y con resignación cómo los posibles padres adoptivos
pasaban de largo. Durante este tiempo, los cuidadores vendían su inusual
instrumento a ávidos coleccionistas con la esperanza de generar en ella
confianza, pero por todo tipo de extrañas e inexplicables razones
siempre acababan devolviéndolo, o simplemente volvía a aparecer dentro
de la casa.
Cuando una adinerada demaciana llamada Lestara
Buvelle se enteró de la existencia del instrumento, se embarcó
inmediatamente hacia Jonia. Cuando los cuidadores se lo enseñaron, se
levantó sin mediar palabra y comenzó a explorar la casa hasta detenerse
frente a la habitación de Sona. Sin un atisbo de duda, Lestara la adoptó
y dejó un generoso donativo por el instrumento. Gracias a su tutela,
Sona descubrió un profundo vínculo con el instrumento que Lestara
llamaba ''etwahl''. En sus manos, tocaba notas que petrificaban o
estremecían los corazones de quienes la rodeaban. Al cabo de unos meses,
ya era noticia con su misterioso etwahl ante un público abarrotado.
Tocaba como si estuviera punteando los corazones, manipulando las
emociones de sus oyentes, y todo ello sin una sola nota escrita. En
secreto, descubrió una aplicación potente y mortífera de su etwahl,
usando sus vibraciones para rebanar objetos desde la distancia.
Perfeccionó esta disciplina en privado, llegando a dominar su don.
Cuando se sintió preparada, se dirigió al único lugar que podría
resultar idóneo para sus recitales: la Liga de Leyendas.
''Su melodía emociona el alma, su silencio desgarra el cuerpo''.
-- Jericho Swain, tras asistir a su concierto.
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